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Kiva, Planes, Tercer númeroUna aventura con papá
Porque las aventuras en compañía
son más divertidas
TEXTO
CLARA B MARTÍN
CRISTINA SARALDI
FOTOGRAFÍA
MARIU TRUJILLO
CLARA B MARTÍN
A menudo nos lamentamos porque el ajetreo de nuestro día a día nos impide pasar tiempo de disfrute con nuestros hijos. Y cuando pienso en tiempo con mis hijos me refiero a mirarles a los ojos, escucharles de verdad y prestarles una atención en exclusiva a cada uno de ellos.
Os propongo, no sólo reservar un poco de vuestro tiempo cada día para ellos, sino también, dedicarles un día entero en exclusiva para vivir una auténtica aventura. Una aventura que permanecerá grabada en la memoria, tanto en la suya como en la nuestra.
Cuando éramos pequeños, muchos de nosotros soñábamos con ser aventureros de esos que cogen la mochila a cuestas y se adentran en un viaje de los de aprender infinidad de cosas nuevas. Si pienso en aventureros de los de verdad, no puedo evitar visualizar a su lado un compañero de viaje. Alguien en quien confiar y con quien compartir todo lo vivido.
«Dedicarles un día entero en exclusiva para vivir una auténtica aventura».
Lo importante no es el destino, sino el viaje
Solos tú y yo, hijo mío. Maletas listas para vivir un “Road Trip” como el de las películas. Estes es nuestro plan: dejamos los problemas de cole y trabajo en casa, apagamos el móvil y disfrutamos a tope de esta aventura juntos.
¿Qué metemos en la mochila?
Un mapa
¡Sí! ¡un mapa! Aunque ya apenas los usemos, volver a ellos es parte de nuestro plan de viaje. ¿Y si nos perdemos? ¡Ojalá así sea! Juntos buscaremos soluciones, poniéndonos a prueba, como hacen los grandes aventureros.
Una cámara de fotos
Para recordar todo lo bonito que verán nuestros ojos, y para no olvidarnos nunca de esas sonrisas y ese atardecer que seguro compartiremos.
Un cesto de picnic
Todo lo que más nos guste para hacer de la hora de la comida algo especial. Quizás bocadillos, un poco de fruta, mucha agua e incluso chocolate sean apuestas seguras.
Una brújula, una caña de pescar, unos prismáticos…
…un balón, o cualquier otro objeto que sirva para disfrutar de nuevas experiencias. Algo que despierte tu curiosidad y así poder transmitirte mi pasión hacia aquello que me gusta. Mi amor por la naturaleza o la orientación son sólo algunas ideas.
«Volvemos a viajar, buscando un lugar donde seguir creando nuestras ilusiones».
Con todo lo necesario y sobre todo cargaditos de emoción ponemos rumbo a nuestra pequeña aventura. Tú me guías y yo me dejo llevar. Tú me cuentas lo que quieras con- tarme. O si prefieres, caminamos en silencio. Decidas lo que decidas, yo no te juzgo. Observo, escucho, comparto, y sin duda, me derrito. Quiero que tengas claro que soy el mejor papá que puedas tener. Que aunque a veces me equivoque y me enseñes a pe- dirte perdón, ser tu padre me ayuda a convertirme en mejor persona. Estoy muy or- gulloso de ti, hijo mío. Nos hacemos fotos, nos reímos y hablamos de viajar muy lejos, hasta el lugar donde viven nuestros sueños.
Queremos despedir el día de otra manera. Volvemos a viajar, buscando un lugar donde seguir creando nuestras ilusiones.
Paramos el coche y nos sentamos en el techo a contemplar el paisaje. Desde aquí arri- ba nos sentimos más grandes, ¡como gigantes!, me dices entusiasmado. Hace frío, y te arropo junto a mí. Ahora mismo me gustaría detener el tiempo.
Un bonito atardecer se presenta ante nosotros. Un momento mágico de los que siem- pre recordaremos. Con los últimos rayos de sol dejando una estela de colores maravi- llosos, despedimos el día, NUESTRO maravilloso día. Es momento de regresar y volver a la rutina. Nos llevamos en la mochila todo lo vivido, una aventura que sólo tú y yo conocemos. Y que en cuanto podamos, repetiremos.
Gracias hijo mío por sacarme de mi zona de confort.
Firmado: cualquier papá
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