Todo placer es capaz. Capaz de hacerte volar, de disfrutar de los sentidos, de ser sensual y sensorial. Porque tomar un helado, disfrutar de un paseo, de una caricia o de millones de besos puede ser igual de sensual que la sensualidad más sexual. Cierto es que en la sociedad la sensualidad y la sexualidad van de la mano. Ahora juguemos a sentir sintiendo.
Muy fácil. Por ejemplo; vas por la calle y te cruzas con alguien que te resulta atractivo, muy atractivo, y sin saber por qué, algo desde tu vientre se mueve y gime. ¿Reconoces ese sonido? Ése que te hace salivar, pone la piel de gallina, tal vez te ruboriza, hace volar tu imaginación… Pues de eso… toneladas cada día. ¡No pongas límite al placer!
Un nuevo día, remolonear entre las sábanas (mejor desnuda, sintiendo el roce suave en todo tu cuerpo), un ratito más, caricias, autocaricias, estiramientos, suspiritos, la ducha, el desayuno, el beso de buenos días, tu canción preferida, el sol brillante, la lluvia fresca, la caricia de la ropa, mover tu melena al viento, sonreír, compartir con los tuyos, agradecer tantas bendiciones o cualquier otra sensación que a ti te produzca placer. Tener la oportunidad de cambiar tu realidad, de ser quien realmente eres, de decir lo que piensas, de darte más permisos, de gozar. ¡Sí! gozar… Gozar es regodearse en el placer y el disfrute.
Debería ser fácil, pero desde lo más profundo de nuestro inconsciente, el placer ha sido negado. Ha sido tachado como fuente de males, castigos, exclusión o dolor. Así que desde hoy, después del placer, regálate más placer. Regodéate, paladea cada momento gozoso. Porque pequeños placeres cambian la vida.
Y si quieres, compártelo. Ama, abraza, haz el amor, entrega este tesoro, con la mirada, las sonrisas, y las caricias de las palabras amables. Porque en el amor, no se puede ser tacaño. De sobredosis de amor no muere nadie.
Cuando conectes con este gozo, expándelo. Jamás calles un te quiero, o un qué bien compartir esto. No cuentes los besos ni los abrazos. Y no te los niegues: recibe y ábrete. Descubrirás que hay mucho amor para ti, pues hay mucho amor en ti. Ya es hora de sacudirnos. Fuera limitaciones.
Te diré algo… Hay una razón para que tú existas. Sí, una gran razón. Has venido para disfrutar. Que no te cuenten milongas… lo demás es una distorsión. Ya sé que el día a día es duro, a veces difícil o no como te gustaría. También sé que hay cosas que mejorar, problemas por resolver y cosas que sanar. Por eso mismo… ¿Te vas a seguir negando el placer y el gozo a ti mismo? Sólo depende de ti.
Yo… me doy permiso, ¿y tú?