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Estilo, Kiva, Segundo número

Desayuno slow
por Navidad

Desayuno slow por Navidad

Porque las vacaciones también son una oportunidad para apuntarnos a los desayunos slow

TEXTO
CELIA G PUCHE

FOTOGRAFÍA
MARIU TRUJILLO

Las vacaciones son una buena oportunidad para tomarse los desayunos en serio.

Los desayunos son una de mis comidas preferidas (junto con las meriendas) y, lo bueno de las vacaciones, es que podemos dedicarle algo más de tiempo y hacer de la primera comida del día un momento realmente especial.

Generalmente a diario no tenemos la suerte de disfrutar de ellos el tiempo que se merecen, por eso podemos aprovechar a tomarnos cualquiera de los desayunos de estas navidades algo más en serio.

En primer lugar, sin demasiados excesos. Ya se encargan los menús de Navidad de eso. Algo equilibrado pero no por ello escaso de variedad. Fruta, cereales, semillas, panes, té…

En segundo lugar una buena presentación. ¿A quién no le gusta una mesa que entra por los ojos? Es una forma fácil y divertida de empezar el día con un toque de color y buen talante.

Kiva magazine
Desayuno slow por Navidad
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«Para poner una mesa bonita lo único que necesitamos son ganas».
Desayuno slow por Navidad

Una mesa de contrastes

En esta ocasión, nos juntamos Mariu, Cristina Teresa y yo para disfrutar de un desayuno slow en condiciones. En Pascua son mucho más habituales los desayunos compartidos, y ya que hablamos de Navidad con amigos, quisimos experimentarlo en primera persona.

En realidad para inventar una mesa bonita no hace más falta que ponerle intención. Lejos de precisar ésta o aquella vajilla, un mantel u otro, e incluso elementos coordinados, lo único que necesitamos son ganas. De hecho, en nuestro caso, quisimos apostar por el contraste.

Decidimos que cada una haría acopio de tazas, fuentes y jarras en la cocina de su casa para componer una mesa tan colorida y variopinta como el contraste de la puesta en común nos diera. Y así fue, combinamos lo que había traído cada una y rematamos con los panes y cereales que trajo Cristina.

Y enseguida nos dimos cuenta de que, en realidad, sólamente hay que ponerle ganas. ¡A desayunaaaar!

Desayuno slow por Navidad
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