Risotto de calabaza y queso Idiazábal

Creo que no soy consciente de cómo comencé a interesarme por la cocina, simplemente siempre estuvo ahí. Mi abuela tenía una cocina de leña, en la que hacía los guisos más increíbles del mundo y yo me pasaba horas mirando y preguntando.
En mi casa siempre se ha cocinado de forma tradicional, a fuego lento y con mimo. De mi madre aprendí que la cocina lleva su tiempo y que ponerle amor a los platos es fundamental. Con los años empecé a probar: primero cocina sencilla y dulce; y poco a poco recetas más elaboradas y originales.

Al independizarme, me lancé a experimentar (con algo de ayuda de mi madre al otro lado del teléfono), hasta que me hice con mi propio recetario básico.

Nunca me había considerado una persona creativa, hasta que entendí que la creatividad puede expresarse de muchas formas y creo que yo encontré la mía a través de mis platos.

Pensar los ingredientes y cómo combinarlos para que sean deliciosos, elaborar un plato interesante y lleno de matices es algo que me hace feliz.
La fruta y verdura de temporada son uno de los mayores placeres que nos proporciona el campo. Soy una convencida de ir adaptando nuestra cocina a lo que nos va dando la huerta y si está cerca de casa, mejor que mejor.